1968 by Jordi Busquets
Desde que empezaron siendo muebles de madera hasta la actualidad, que son
rectángulos extraplanos, extrafinos, sin cables, casi suspendidos en el aire,
la historia de los televisores es la historia de unos objetos en constante
transformación, una historia que habla de las gentes de diferentes épocas, de
los avances técnicos y, evidentemente, de los gustos estéticos.
Los televisores empezaron siendo un lujo que muy pocas familias tenían en
sus casas: en el año 1925 se llevó a cabo la primera experimentación televisiva
y años después se construyeron las primeras “cajas” de madera, las primeras
televisiones asequibles a algunas familias que, además, convertían la
televisión prácticamente en un motivo para la interacción social, pues
invitaban a familiares y a gente del vecindario a ver en sus salas de estar los
programas que se emitían.
El objeto ha ido cambiando de forma y de estética a medida que también se
ha ido haciendo cada vez más popular: en los años sesenta, en españa, se
inauguró el segundo canal de emisión y pocos años después las televisiones se
adaptaron estéticamente a la arquitectura y al interiorismo que hoy se conoce,
precisamente, como “setentero”. La televisión seguía siendo un mueble más,
hecho de madera lacada muchas veces, con tan solo dos o tres botones, de
emisión en blanco y negro en la mayor parte de las casas aunque se emitiera
también en color a partir de 1973 aproximadamente, con interferencias en la
imagen y con un sonido en “mono” duplicado, eso sí, en algunos casos, en dos
altavoces.
Jordi busquets, que propone que solo triunfa y vende aquello que combina
funcionalidad con diseño, ha creado la lámpara “1968” rescatando varias cosas
en un mismo objeto: se trata de una luz de sobremesa que evoca las televisiones
de entonces por su forma y se convierte, además, en un objeto en gran medida
exclusivo, como las televisiones que solo tenían algunas familias entonces, por
su diseño.
La lámpara está planteada a partir de tan solo dos elementos que permiten
pensar en una televisión: el contorno de madera, que crea vacío, y la pantalla,
que llena solo una parte de este vacío.
Jordi busquets crea objetos útiles, para casas y para el uso cotidiano
fuera de casa, a partir de un proceso que combina lo que la gente quiere con lo
que él y su empresa desean y saben ofrecer: en las fases de trabajo y de
creación que desarrolla destaca la de estudiar lo que el cliente puede querer,
las tendencias que hay en el mercado, los métodos de producción que se están
utilizando y la filosofía de sus diseños.
En “1968” hay, además, una mezcla entre historia y presente que da lugar a
un objeto que puede clasificarse como una “lámpara de autor”.
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